Y entonces, tan amargo como inevitable, llegó el día de regresar.
Después de cruzar a dedo los 650 km desde Vientiane (Laos) conseguí llegar en un sólo día a mi último destino del viaje: Bangkok.
Me alojé un par de noches en el conocido ‘Flapping Duck Guesthouse’, un céntrico hostel a orillas del río con ambiente muy mochilero y acogedor.
Allí me encontré con varios viajeros en mi misma situación, esperando nuestro vuelo de regreso a casa por Navidad.
Fue agradable pasar ese agridulce momento en buena compañía, mis últimas horas en Tailandia después de 10 intensísimas semanas alrededor del sudeste asiático.
Fueron tres días de contar anécdotas y aventuras, compartir emociones e intercambiar experiencias mientras la música de ukelele sonaba al atardecer.
La última noche la pasé en casa de Top, un tailandés majísimo al que conocí por Couch Surfing hace dos meses, nada más llegar a Tailandia.
Me alojé en el céntrico piso que tiene alquilado con un compañero de trabajo, a su vez apartamento y oficina, algo así como el ‘cuartel general’ de su Startup sobre WordPress Themes.
Me resultó muy agradable y familiar compartir mis últimas horas con estos chicos, preparando tortilla de patatas y pan con tomate mientras ellos programaban código en html ?
También me dí mis últimos lujos tailandeses en forma de masaje y mango sticky rice.
Y entonces, una vez más, llegó la despedida. Pero ésta resultó la más difícil por ser la última.
Tomé el metro al aeropuerto internacional de Bangkok y me preparé para 18 horas de viaje.
Por suerte en la cola del check-in conocí a una simpática catalana y el viaje se hizo más ameno.
Ahora estoy sentado en la fila 12 de un avión que cruza el Mediterráneo, a un par de horas de regresar a Madrid.
El cocktail emocional que experimento ahora mismo resulta imposible de describir, pero podría resumirlo en una sola palabra: VIDA :
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Este viaje de diez semanas ha sido una de las experiencias de mayor intensidad y desarrollo emocional de toda mi vida.
Por eso he querido compartir esta aventura de crecimiento personal a través de mis fotos y textos.
Para escapar del #postureovacío y tratar de generar #inspiracionviajera
Para mí ha sido la manera de sentirne acompañado viajando en solitario. Escribir ha sido diversión, creatividad, terapia y casi una necesidad.
La necesidad de expresar los detalles y matices de una experiencia demasiado excepcional como para no compartirla.
Inteligencia Emocional en estado puro, expresada a través de aventuras viajeras desde la perspectiva de un ingeniero pragmático y escéptico. Un buen ejemplo de Ingeniero Emocional 🙂
Espero que hayáis disfrutado leyendo mis #RenflexionesViajeras tanto como yo escribiéndolas.
Próximamente más y mejor ✌
Salu2,
ReneR ^^
Contrastes del 'mundo real'
Ahora sí, ya estoy en casa 🙂 Home, la primera, la original. Mi conocido e inalterable Tres Cantos resulta confortable y a la vez extraño. Estar aquí sentado en el ... Read more
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